MUJERES RURALES EN ARMONÍA CON LA MADRE TIERRA

abril 28, 2024



 

Recuerdos me quedan de mi infancia en relación al día de la cruz. Recuerdo que la cruz era adornada con guirnaldas elaboradas con papel de china de diferentes colores o papel periódico, también viene a mi memoria los diversos aromas de la fruta de temporada que se le colocaba, tales como mangos, guindas, coyoles, jocotes, nísperos, marañones, naranjas, entre otras, imagen que se encuentra relacionada con el inicio de la temporada lluviosa, en la cual los diversos árboles y arbustos nos proveen con su fruto y era signo de buenas cosechas.


En los días previos al 03 de mayo, vive en mi memoria los viajes a la montaña en donde cortábamos las frutas de temporada, tales como guayabas y mangos. Montañas que han ido desapareciendo debido a las diversas construcciones y nos hemos desplazado a realizar compras en el mercado, los cuales eran abarrotados por las diversas personas que llegaban a vender los productos de sus cantones. Por ejemplo, recuerdo ver a las mujeres que bajaban del volcán a vender flores y frutas a los mercados de Santa Tecla.


En la zona que linda entre el departamento de San Salvador y el departamento de La Libertad, siendo más exacta mi escritura conectamos con Huizúcar y Antiguo Cuscatlán, ambos del departamento de La Libertad, por la que pasaban ríos, tales como: “Adelaida”, “Manguito” y otros de los cuales no recuerdo sus nombres. Todos esos ríos quedaron soterrados por las nuevas urbanizaciones. Dando paso al “desarrollo” y dañando nuestra madre tierra.


“De allí (de Guaimoco, hoy Armenia) se va a la ciudad de San Salvador por una angostura y callejón extraño (el callejón del Guarumal); pásase yendo por él un río sesenta y siete veces; está a la falda de un volcán grande y de mucha circunferencia; por sus faldas no echa fuego, porque la materia que le causaba se debió acabar. En el tiempo que ardió consumió e hizo tan gran boca, que baja más de media legua y está hondísima, y antes de llegar a lo bajo, hace dos estancias o plazas de la forma de los hornos de cal. De lo más hondo y último sale un humo extraordinario y de tan gran hedor, que ha acontencido que llegándose un español cerca, se desmayase y amorteciese. Desde lo último de abajo hasta lo más alto está lleno de grandes cedros, pinos y muchos otros géneros de árboles y animales”.[1]

Relato de Diego García de Palacio, un español oidor de audiencias del Reino de Guatemala en 1575.


En años anteriores las tradicionales cruces eran de jiote elaboradas de forma artesanal y en diferentes tamaños. Cruces de jiote, las cuales han ido desapareciendo por la tala indiscriminada de nuestros bosques. Van desapareciendo los árboles nativos de El Salvador, tales como: jiote, guarumo, pito, etc.


Las mujeres rurales, se constituyen en guardianas de nuestros saberes ancestrales. Por ejemplo: la corteza del árbol de jiote en infusión es usada contra infecciones y problemas de los riñones. La savia es colectada para fines ceremoniales debido a su fuerte olor utilizada por los pueblos indígenas. La savia también es empleada para tratar golpes internos. en cuanto, al árbol de guarumo controlan con el té de sus hojas los niveles de glucosa en pacientes con diabetes tipo 2, etc.


Nuestras comunidades indígenas aseguran que está arraigada dicha tradición con el punto de partida de la época lluviosa, del nacimiento de las flores y de los frutos de la tierra. Ejemplo, Panchimalco, Nahuizalco, Izalco y otras.


“La pérdida de biodiversidad es rápida y continua. Durante los últimos 50 años, los seres humanos hemos cambiado los ecosistemas más rápida y extensamente que en cualquier otro período comparable de la historia de  la humanidad. Las causas directas de la pérdida de biodiversidad no muestran señales de disminución“. Ahmed Djoghlaf en: Hasselink et. al. (2007).





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